Cuando el cantautor Dominic Fike se presentó al casting de la primera temporada de Euphoria, no solo era la primera vez que audicionaba para conseguir un papel importante en una serie, fue la primera vez que actuaba, y punto. Dominic Fike fue llamado por el director de elenco y superó, sin problemas, varias rondas de callbacks.
Aquella vez, Sam Levinson, el creador de la serie, lo invitó a hacer una lectura final con la actriz Barbie Ferreira. Por supuesto, la estrella de Euphoria Dominic Fike decidió prepararse como lo hacen todos los grandes: con un poco del método de actuación. Como la historia se centra en una preparatoria llena de más drogas que una farmacia, el actor de 26 años comió un montón de hongos y se dirigió a la audición. Claramente, ya puedes ver a dónde va esto. “Empecé a tener un subidón justo cuando Barbie y yo estábamos leyendo”, cuenta entre risas.
Podría haber sido brillante —cuando Dominic Fike confía en sus instintos, las cosas simplemente tienden a funcionar—, pero luego miró el guion y sintió que las letras bailaban. Entonces, vio a Levinson, allí, de pie, usando un vestido —o al menos eso parecía en la perspectiva psicodélica de Fike—. El joven actor no pudo hacer otra cosa más que reír, según recuerda: “Lo miré y le dije: ‘¿Llevas un vestido ahora mismo?’ Fue una locura. Empecé a burlarme de todos los presentes.” La lectura fue un completo desastre. Cuando llegó a casa, sus agentes lo llamaron para hablar sobre lo sucedido: “‘¿Qué diablos?’, me dijeron”. Evidentemente, no consiguió el papel.
Ahora, Dominic Fike puede reírse de aquella experiencia, pues, finalmente, llegó a Euphoria en su segunda temporada, interpretando al nuevo chico de la ciudad: un guitarrista drogadicto llamado Elliot, quien se abre camino en un triángulo amoroso con Rue (interpretada por Zendaya) y Jules (Hunter Schafer).
Si bien, las acciones del personaje no son particularmente elogiables, es difícil no simpatizar con él —sobre todo porque el propio Dominic Fike es realmente agradable—. A sus 26 años, es una persona sensata y divertida, con un comportamiento relajado y seguro. La ropa le queda muy bien, y es posible imaginar sus tatuajes en la cara, su bigote y su cabello decolorado estableciendo un nuevo y sucio estándar de belleza.
De hecho, en el momento en que Elliot aparece en el primer episodio de la segunda temporada de la Euphoria para drogarse con Rue en el cuarto de lavado en una fiesta, se tiene la sensación de que una gran estrella ha entrado en la pantalla. Al día de hoy, no he conocido a ninguna persona —de cualquier género, de cualquier sexualidad— que no crea que Dominic Fike es realmente atractivo.
Nos encontramos en una cálida tarde de primavera en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Dominic Fike vive en Los Ángeles, pero desde hace un par de semanas pasa los días encerrado en un estudio de grabación, al norte de Nueva York, trabajando en su tercer álbum.
Dominic Fike consiguió su papel en Euphoria cuando era más conocido por su música. Al igual que muchos cantautores de su edad, su estilo musical se resiste a una fácil categorización. A grandes rasgos, podríamos describirlo como un rock tropical de habitación, que se sumerge, con frecuencia, en el hip-hop y en el pop apto para Spotify. Aunque, a diferencia de muchos cantautores de su edad, él ha colaborado con artistas de la talla de Justin Bieber y Paul McCartney —y, en su caso, ambas colaboraciones ocurrieron al mismo tiempo—. Su alcance es legítimo. Dominic Fike está en la ciudad de camino a París, donde se reunirá con Hunter Schafer, su novia desde hace algunos meses.
Estar detrás de las alegres canciones que Dominic Fike compone es una buena manera de volverse famoso en la generación de las redes sociales. Pero no es nada comparado con estar en una serie increíblemente popular. (Euphoria es ahora el segundo programa más visto de HBO, después de Game of Thrones).
Cuando nos reunimos en el museo, el final de la temporada de la serie estaba próxima a transmitirse, y todo el mundo estaba inmerso en “la fiebre de Euphoria”. Es un día entre semana y el museo se encuentra lleno, en su mayoría, de jubilados. Pero en un momento, mientras Dominic Fike contempla una columna de hierro de Richard Serra, parecía que todas las chicas menores de 20 años del lugar están rondando cerca, riéndose y tomando fotos, no muy discretamente. El joven cantautor se muestra cariñoso y encantador cuando le piden selfies, lo que hace que una adolescente vestida como un extra de Euphoria estalle al borde de la emoción. “No es difícil adivinar quién se me va a acercar”, me dice después.
En la entrada de las galerías, le pregunto a Dominic Fike si quiere ir primero a la sala de arte pre-1970 o a la post-1970. “Veamos algo nuevo”, responde.
El camino a la cima
El ascenso de Dominic Fike fue tan sorpresivo que, en 2020, The New York Times, FX y Hulu colaboraron en un corto documental sobre él. Tan rápido e inesperado, de hecho, que el joven cantante y actor no ha tenido mucho tiempo para desarrollar su propia faceta como celebridad —la clase de personaje seguro y sin complejos que muchas estrellas muestran al público—.
En un momento, durante el recorrido, se pregunta en voz alta: “¿Dónde están las medusas? ¿No tienen una sección acuática aquí? ¿Estoy alucinando? ¿Estoy pensando en un acuario?”. Dominic Fike se ha hecho famoso siendo él mismo, por completo: un chico totalmente americano, en un sentido muy generación Z.
La historia de Dominic Fike es más o menos así: Es de origen filipino y afroamericano, y se crio en Naples, Florida. Mientras crecía, su madre entraba y salía de la cárcel, aunque le mostró la música de Lil' Kim y Biggie, incluso le compró su primera guitarra. Su padre estuvo ausente hasta que Fike tenía 9 o 10 años, cuando se presentó sin avisar en su casa, y, según recuerda, se quedó allí durante una semana, antes de marcharse al atardecer, en la pequeña scooter eléctrica de Fike. Antes de hacerlo le enseñó unos cuantos acordes de guitarra, sin embargo, el cantautor de 26 años aprendió el resto en YouTube.
En la preparatoria, Dominic Fike se unió a un grupo local de hip-hop y comenzó a subir música a SoundCloud y a presentarse en diferentes ciudades. Para pagar la gasolina robaba bicicletas y las vendía en Craigslist. “Era una locura la manera en que estaba viviendo”, dice. Pero incluso entonces, apostaba por sí mismo. “Me decía: ‘Esto es todo. Voy a romperla con esto del rap’. Cosa que no hice, en absoluto”. Su incipiente carrera como rapero se descarriló en 2016, cuando fue acusado por agredir a un policía tras un altercado que ha sido descrito como un intento de calmar una situación entre la policía y su hermano menor. Tras declararse culpable, fue condenado a seis meses de arresto domiciliario.
Sin embargo, Dominic Fike tiene una manera de convertir sus momentos más difíciles en auténticas oportunidades para avanzar. Se mudó al apartamento de un amigo con su guitarra y, sin nada más que tiempo, intentó encontrar un nuevo sonido. Un día, en la ducha, una alegre melodía con influencias del reggae vino a su mente. Se aventuró y empezó a componer lo que se convertiría en la casi absurdamente pegadiza “3 Nights”, su primer éxito. “Recuerdo que el día que lo hice, llamé a todos y dije: ‘¡Oye, acabo de crear un éxito!’ De hecho, utilicé esa palabra”, comenta el cantautor.
¿El único problema? Cuando la canción explotó en SoundCloud, a principios de 2018, y atrajo la atención de los grandes sellos en el proceso, Dominic Fike estaba en la cárcel por violar la libertad condicional. Sin embargo, eso solo pareció aumentar el interés de las disqueras, mientras se reunía con ejecutivos discográficos a través de varios centímetros de plexiglás en la cárcel. Finalmente, Columbia Records ganó una feroz guerra de ofertas y, cuando el actor obtuvo su libertad, tenía un contrato con una gran empresa y 4 millones de dólares a su nombre.
De pronto, Dominic Fike tenía que grabar un álbum que demostrara que era digno de la expectativa generada por su contrato, y emprender una gira de 32 fechas alrededor del mundo, todo ello mientras se adaptaba a los reflectores y cuidaba de su familia y amigos.
A lo largo de nuestra conversación, no hay un solo tema difícil —ni su familia, ni el encarcelamiento, ni los problemas con las drogas— que Dominic Fike no pueda convertir en algo positivo. (Describe la cárcel, por ejemplo, como un año sabático: “Realmente fue un año de descanso para centrarme en mí mismo.”). Aunque reconoce que, especialmente mientras trataba de preparar su debut de 2020, What Could Possibly Go Wrong, vivió momentos oscuros. “Estaba pasando por muchas cosas entonces, y era realmente adicto a muchas drogas”, dice. “Tratar de hacer un álbum en medio de tanta presión, las drogas, mi familia loca y yo loco, era imposible”. Admite que “podría haber estado más orgulloso” de su primer LP. Aun con todo esto, no tardó en volver a brillar el lado más optimista de Dominic Fike: “Lo que pasó fue genial”, dice.
Y con su esperado segundo álbum, tiene buenas razones para sentirse positivo. “Este”, afirma, “suena realmente bien”.
El prometedor futuro de Dominic Fike
De pronto, el cantautor tenía hambre, así que decidimos ir a la cafetería del museo. Mientras entramos en una galería para evitar a otro grupo de chicas adolescentes, Dominic Fike dice sobre un espeluznante lienzo de Magritte:“Esto sí que está bueno”. El actor de 26 años explica que decidió grabar su álbum en el norte de Nueva York para poder centrarse en la música por primera vez en años. “Ahora mismo no quiero volver a Los Ángeles. Hay demasiados problemas en los que me puedo meter, para ser sincero”, señala. “Conozco a tanta gente en L.A. que, a veces, no puedo alejarme de ellos. Siempre hay algo que hacer y todos los estudios son accesibles, la gente simplemente entra y sale todo el día. Mientras que en el norte del estado, puedes ver un zorro o un conejo.”
El primer álbum y el fracaso de su audición fueron factores que motivaron a Dominic Fike a “tomarse un segundo”, como él mismo dice. Se dio cuenta de que la única persona que podía frenar el ritmo de su carrera era él mismo.
“Cuando [Euphoria] me llamó por primera vez, estaba loco”, reconoce. “Pensé, ‘¡sería perfecto para este programa! Soy como uno de estos malditos niños”. Es decir, Dominic Fike bebía mucho y se drogaba demasiado, salía de fiesta a lo grande. “Estaba realmente a tope”, dice. Aunque evitó convertirse en un titular de prensa, su hedonismo le causó problemas más inmediatos: “Estaba arruinando mis relaciones y también mis finanzas, como gastar mucho dinero alquilando yates y demás”. “Mi asesor de negocios me llamaba en plan: ‘Dude, ¿qué diablos te pasa?’”.
Tras su paso por un centro de rehabilitación fundado por Eric Clapton, en Antigua, en la primavera de 2020, Dominic Fike ya no está, afirma, “siempre drogadísimo”. Lo que rindió frutos casi de inmediato: Los directores de casting de Euphoria volvieron a contactarlo cuando se enteraron de que estaba dando pasos en la dirección correcta, lo que hizo que Fike consiguiera el papel de Elliot.
Hasta ahora, su segundo LP ha sido mucho más fácil de grabar que el primero. Además, tiene más experiencia haciendo música. “La última vez, me dije: ‘A ver qué hago cuando entre ahí y me ponga a darle’. Pero ahora sé exactamente qué tipo de sonido quiero y qué tipo de música quiero hacer”. Según el cantautor, el nuevo disco tendrá más rap y una “versión más redonda” de su mezcla de rock-pop. “¡Diablos, suena bien!”, afirma. Su amigo y productor, Kenny Beats, lo expresa de esta manera: “Lo fácil que es para Dominic Fike hacer música y ser creativo es algo que la gente no está acostumbrada a entender”.
Hasta que se emitieron los episodios de Dominic Fike en Euphoria, él no tenía intención de seguir actuando. El creador, Sam Levinson, no quería que se sintiera atado, explica el actor de 26 años. “Sam siempre me daba la opción de irme. Me decía: ‘Cuando quieras ser músico, házmelo saber, te mataré’”, refiriéndose a Elliot.
Mientras nos sentamos en la cafetería del museo y aproximadamente la persona número 6,000 del día le dice a Dominic Fike que ama su papel como Elliot, el joven actor explica por qué ha decidido finalmente confirmar su participación en la tercera temporada de Euphoria. Para empezar, su primera participación en la serie dio frutos en forma de proyectos de actuación más grandes. “Hay algunas cosas locas que voy a hacer y a las que me voy a comprometer durante mucho tiempo, potencialmente”, explica, declinando dar más detalles. Pero volver también le da la oportunidad de pasar más tiempo con su novia.
Dominic Fike y Hunter Schafer se conocieron en el set de Los Ángeles, y, de hecho, Fike está muy enamorado. Me cuenta que ha ido a la tienda Prada de SoHo ocho veces en los últimos cuatro días, para comprar ropa, por supuesto, pero también para ver la cara de su novia en los anuncios expuestos en los escaparates. “Esa es la mejor parte”, menciona. Ahora mismo, ella está en Milán, y, sin duda, él la extraña.
Tanto Fike como Schafer tuvieron química desde el principio, pero reconoce que le costó un poco más de tiempo conectar con el resto del elenco. La experiencia de ser el chico nuevo en Euphoria, dice, “fue muy intimidante” al principio. “Zendaya, es una locura verla en la vida real. La ves en películas y todas esas cosas, y yo digo: ‘¡Oh, diablos, esa es la chica de Spider-Man, amigo!’ Y luego, Tom Holland aparecía en el set y la besaba en la boca, y yo pensaba, ‘¡Esto es salvaje!’”.
Las barreras que Dominic Fike tenía levantadas cuando llegó al set no tardaron en bajar por la intensidad emocional de la serie. En los primeros días, Hunter Schafer filmó una escena de llanto. Fike se quedó impresionado por su ejecución. Según cuenta, todos se quedaron en silencio cuando ella se metió en el personaje. “Quería abrazarla. Las lágrimas empezaron a salir, ella dijo: ‘Vale, estoy lista’. Y entonces hicieron la escena.” Después, él le pidió que le enseñara a llorar cuando se necesitara, y ella lo hizo.
El proceso es sencillo, en teoría: “Simplemente se recopilan todas esas experiencias terribles, se sacan a la luz y luego las ves”, señala Dominic Fike. Cuando Hunter Schafer se lo explicó, “me dije: ‘Esto es una locura. ¿Haces eso todo el tiempo? Es horrible’”. Según el actor, la experiencia de aprender a llorar delante de la cámara, por no hablar de la chica de la que estaba enormemente enamorado, fue extraña, pero las implicaciones emocionales fueron profundas. “En esos momentos, tu relación se acelera”, dice, “porque eres muy vulnerable con alguien, inmediatamente. Algunas personas se enamoran a los meses de conocerse, o después de años. Nosotros desarrollamos una atracción —se aceleró todo—, nos conocimos tan rápido”.
En parte, Dominic Fike se siente desconcertado por su nueva realidad. “Ahora mismo tengo más mejores amigos en París que en Naples”, reconoce. “Es muy sorprendente, y también es desgarrador, sinceramente.” Sin embargo, otra parte de él está dispuesta a ignorar todas las molestias e inconvenientes y a inclinarse lo más posible hacia la vida de celebridad y, simplemente, averiguar qué pasa.
¿Te preocupa alguna vez sobreexponerte?, le pregunto mientras elige un sándwich. “No”, responde. “Intento volverme loco. Intento ser como Lindsay Lohan. Busco que me molesten los paparazzi y esas cosas”. ¿De verdad?, insisto, “Ni siquiera estoy bromeando. Estoy tratando de ser molestamente famoso”. ¿Por qué? “Solo creo que sería cool...Quiero esas fotos icónicas de antaño. Las historias geniales. Las rodillas arruinadas por todo el éxtasis. ¿Sabes? Lo quiero todo.”
Dominic Fike sabe que existe la posibilidad de que esta búsqueda de la fama le haga perder el control de nuevo. De hecho, cree que es inevitable. “Incluso Paul McCartney ha tenido sus tropiezos. Es parte del juego”,expresa.
Aunque también, recientemente ha pensado en que podría haber otro futuro para él. Actualmente, está en pláticas con un amigo sobre la posibilidad de escribir una película en la que el protagonista “siga ganando”, dice. “Como si su vida fuera cada vez mejor. Cuando crees que todo va a ir mal...Asciende”. La secuela, porque por supuesto habría una secuela, se llamaría “Still Winning”. Si la trama se modificará ligeramente para incluir algunas escenas en las que el protagonista se abre paso a través de unas cuantas “L” (o tropiezos) —fracasar en un test de drogas ordenado por el tribunal, consumir hongos antes de la audición más importante de su vida— solo para escapar con enormes “W” (victorias), podría tratarse de Dominic Fike. ¿Te ves a ti mismo siendo ese tipo?, lo cuestiono. “Sinceramente, más o menos”, responde. “Ahora mismo estoy arrasando”.
Artículo publicado originalmente en GQ US.