El perrito caliente es un bocado tan sencillo como delicioso, una de las cimas de la comida callejera de Occidente.
Fruto de la movimientos migratorios, como casi todos los grandes inventos gastronómicos de los últimos siglos, su curioso nombre proviene del apelativo que los alemanes afincados en Estados Unidos conocían a las salchichas de tipo Frankfurt, que les recordaban a los perros salchicha o Dachshund. Nació así el clásico hot dog americano.
Los perritos se pueden hacer de muchas formas, incluyendo el uso de aparatos giratorios totalmente inútiles, que incluyen su dispositivo para empalar el bollito. En realidad, es mucho mejor cocer las salchichas, con agua o, mucho mejor, con cerveza, como os explicamos en esta sencillísima receta.
En una olla llevamos a ebullición la cerveza. Recuerda quitar la tapa antes de que hierva, de lo contrario la espuma subirá demasiado y puede desbordar.
Cuando la cerveza está hirviendo echamos las salchichas y las cocinamos entre 10 y 15 minutos, dependiedo del tamaño.
Mientras se cocinan las salchichas, tostamos un poco el pan de perrito.
Cuando estén listas las salchichas, las depositamos sobre papel de cocina para eliminar el exceso de agua y, hecho esto, la colocamos sobre el pan abierto. Añadimos el pepinillo agridulce cortado en daditos, la cebolla frita y, por último, kétchup, mostaza o cualquier otra salsa de nuestro gusto.
Con qué acompañar los perritos
El mejor acompañamiento de un perrito caliente es una buena cerveza y mostaza. O una mala. No necesita nada más. Si tengo hambre, me como otro. Ahora bien, si tienes amigos y no quieres ser tan cutre de darles de comer solo perritos, lo ideal es acompañarlos de unos nachos con queso, una ensalada de col o unas buenas patatas fritas.
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