Los emparedados de toda la vida nos sacan de más de un apuro esos días o noches en los que el tiempo apremia y el estómago ruge
Bocadillos y sándwiches son un conocido recurso para almorzar, cenar o comer a cualquier hora cuando aprieta el hambre y no tenemos tiempo o ganas de complicarnos mucho. No siempre hay que buscar en el repertorio extranjero para satisfacer nuestro apetito, pues la cocina de la abuela puede tener también joyas escondidas que hay que reivindicar.
Así son los riquísimos emparedados de jamón y queso que preparaba la abuela de nuestra compañera Carmen Tía Alia, los cuales seguro que despiertan recuerdos nostálgicos a más de uno. Ya poca gente usa ese término para referirnos a este tipo de entrepanes, que muchos conocimos viendo dibujos animados de Hanna-Barbera, pero todos tenemos en mente esos sabores clásicos que nos alegraron de niños.
En este caso tenemos una receta tan fácil como sabrosa, pues se trata de unos sándwiches de jamón y queso rebozados en una mezcla de huevo batido y leche que después se fríen hasta dejarlos bien dorados y crujientes por ambos lados, ya con el relleno dentro.
Según el tamaño y grosor del pan nos apañarán un almuerzo o desayuno energético, la comida o la cena con un acompañamiento de ensalada o patatas fritas, o una merienda que nos transportará a la infancia.
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