Reconozco que no soy muy dada a hacer cookies o galletas, cuando las horneo suelen aplanarse demasiado, extendiéndose sobre la bandeja y pegándose unas a otras. Pero teniendo niños pequeños es imposible no satisfacer su pasión por ellas y por el chocolate, así que decidí probar con estas cookies de chocolate cuya receta encontré en el último libro de Ferran Adrià. Estoy tan contenta con los resultados obtenidos que pienso prepararlas a menudo.
Estas galletas no se deforman al hornearse y al día siguiente están igual de crujientes. Además admiten multitud de variaciones en la masa: cerezas o naranjas confitadas, trocitos de avellanas o nueces, pasas etc. La mezcla de cinco especias es prescindible si se desea, pero vale la pena incluirla sólo por el aroma que desprenden las cookies y que impregna la cocina después de hornearlas.
Abrir la vaina de vainilla por la mitad y extraer las semillas interiores con un cuchillo. Fundir al baño María 120 gramos del chocolate negro y la mantequilla. Trocear el resto de chocolate negro y el chocolate blanco con ayuda de un cuchillo (los trocitos deben quedar irregulares).
Juntar los huevos con el azúcar y montar con un batidor de varillas. Añadir las semillas de vainilla.
Unir la mezcla de huevo con la mezcla de chocolate con la ayuda de una espátula. Mezclar el resto de los ingredientes (harina, chocolates, café soluble y especias) y añadirlos a la masa anterior, removiendo con una espátula.
Disponer la masa obtenida sobre un papel film y enrollarlo obteniendo un tubo. Congelar la masa aproximadamente una hora. Transcurrido este tiempo, quitar el papel film y cortar en discos de medio centímetro de grosor.
Disponer los discos sobre una bandeja de horno con papel de cocina para que no se peguen y hornear a 180 ºC unos diez o doce minutos (es mejor retirarlas cuando todavía estén un poco blanditas, al enfriarse se endurecerán)
Con qué acompañar las cookies de chocolate
Las cookies de chocolate están deliciosas acompañadas de un vaso de leche, tanto en el desayuno como en la merienda. Seguramente desaparecerán pronto, pero si quedan algunas es mejor conservarlas dentro de una caja metálica con cierre hermético para que mantengan todo su sabor.
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