El arroz (Oryza sativa), es uno de los alimentos más sanos conocidos. Su consumo en España anda por los 7 kilos por persona y año, un consumo bastante alto pero superado por los países asiáticos, en los que es componente principal de la dieta. Tenemos la creencia errónea de que el arroz engorda, cosa incierta ya que el almidón que contiene es un hidrato de carbono que supone un aporte de energía inmediata al organismo, que se gasta en la actividad física diaria, no siendo acumulada en forma de tejido adiposo como ocurre con las grasas.
Otra gran ventaja del arroz es su contenido en proteínas, minerales y vitaminas del grupo B, aunque el proceso de refinado hace que se pierdan en gran parte, por lo que el arroz integral es más completo desde este punto de vista, además de aportar más fibra.
El consumo regular de arroz, como es habitual en la dieta mediterránea, tiene un efecto positivo para la prevención y mejora de algunas patologías, como la hipertensión y la hipercolesterolemia. Consumir de dos a tres veces por semana arroz es muy beneficioso gracias a su bajo contenido en sodio, indicado en pacientes con la tensión sanguínea alta. Su alto contenido en fitosteroles ayuda a reducir los niveles de colesterol, aunque para ello habría que consumir arroz integral, ya que es en la cáscara donde se encuentran dichas sustancias activas. Asimismo, en esa zona se concentran minerales como el silicio, adecuados en la prevención de la osteoporosis.
Otra de sus ventajas conocidas por nuestras madres y abuelas es su acción astringente, es decir, correctora de diarreas, sobre todo el agua de arroz, obtenida hirviendo dos cucharadas de arroz en un litro de agua, hasta que los granos empiecen a deshacerse, enfriado y colado.
Además, y no menos importante, es su uso en celiacos, siendo uno de los pocos cereales que estas personas toleran, junto con el maíz, el mijo y el sorgo. Siendo una importante fuente energética, es ideal en estados de desgaste físico o convalecencia. La única salvedad a todas estas ventajas, es que su consumo debe ser moderado en pacientes con obesidad y diabetes, ya que los hidratos de carbono elevan los niveles de azúcar en sangre tras su ingesta.
Nuestra recomendación, por tanto, es consumir arroz al menos dos o tres veces por semana, tanto como plato principal, en forma de sabrosos arroces caldosos, risottos o paellas, o como equilibrada guarnición para estofados y platos de carne o pescado.
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