Las grasas son un elemento muy importante en la cocina ya que es unos de los ingredientes que casi siempre necesitamos al momento de realizar alguna receta. Existen varios tipos de grasas que nos pueden ser más o menos útiles según el tipo de preparación que vayamos a realizar. Aquí no tocaremos el tema de las grasas desde el punto de vista de la salud y nos enfocaremos estrictamente a su uso culinario.
A continuación daremos un repaso, no exhaustivo, de las diferentes opciones que se nos presentan a nivel comercial para usar en la cocina. Entre las principales grasas que podemos usar, encontramos los aceites vegetales en general como el de girasol o el de oliva. También son muy comunes las grasas de cerdo y por supuesto la mantequilla de leche. Cada una cumple con una función específica y es preferida a otra según la receta o preparación que se va a elaborar.
Los aceites vegetales
En la categoría de aceites vegetales incluiremos los más conocidos como los de oliva, de girasol, de maíz, de sésamo o de colza entre muchos otros. Por lo general estos aceites son utilizados principalmente en caliente ya sea para fritura o para engrasar antes de una cocción. También se pueden usar en frío para algún aliño como vinagreta o aderezo. Los aceites de oliva, ya sea refinado o extra virgen son privilegiados para preparaciones frías como ensaladas o para darle un toque final a una receta más compleja.
La manteca de cerdo
Las mantecas de cerdo se presentan en forma sólida cuando están frías y proviene principalmente de la transformación de la grasa de los cerdos. Se suele usar la grasa del vientre del animal que es la más propensa a ser consumida bajo esta forma. Su uso es muy conveniente en la cocina tanto por su sabor como por el hecho de que se caliente más rápido que los aceites vegetales. Así podemos cocinar los alimentos de manera más rápida lo que puede ser mejor para mantener todas sus características.
La mantequilla
Finalmente la mantequilla de leche es probablemente una de las grasas de mayor consumo para la cocina. Al igual que los aceites vegetales, se le puede consumir en frío o en caliente y su integración en preparaciones culinaria es extremadamente amplia. Es importante recalcar que no se debe confundir la mantequilla de leche con la margarina que es producida con aceites vegetales y, por consiguiente, no es de origen animal.
La mantequilla es considerada muy conveniente por lo cocineros para darle cierta consistencia a algunas salsas así como para elevar la cremosidad de algunos platos. Si la usas en frío, las posibilidades son igualmente amplias y es de las pocas grasas que puedes consumir directamente y que tiene un buen sabor.
Existen por supuesto otros tipos de grasas y aceites que podemos encontrar en el mercado y que muchas veces son características de ciertas culturas o gastronomías. Tal es el caso de las mantecas de ganso, los aceites de soya o de pepitas de uva entre muchos otros.
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