Todo sobre el jengibre, el fresco rey de los condimentos orientales: propiedades, usos en cocina y 12 recetas para sacarle partido

Ay, el jengibre, esa raíz tuberosa que llegó a nuestras vidas envuelta en un halo de misterio desde la cocina asiática y luego nos dimos cuenta que podía ser uno de los reyes de la pista de todo tipo de cocinas occidentales.

Aunque le pasa como al cilantro, que genera fobias y filias, nuestro enraizado amigo ha saltado a la palestra gastronómica como un poderoso condimento, especialmente en fresco, que da vida alimonada, refrescante y ligeramente picante a todo lo que se encuentre. Son muchas las recetas que mejoran con jengibre.

También aparece deshidratado y convertido en polvo, aunque sus virtudes no son tan notables en tal caso, pero aún así es interesante, extendiéndose su consumo desde Asia Central al Lejano Oriente.

Fácil de usar, fácil de encontrar y fácil de conservar, los únicos peros que le podemos poner al jengibre es que es demasiado poderoso, si eso es un defecto. Por lo que conviene recordar que un gran poder conlleva una gran responsabilidad y que es mejor ir incluirle a poquitos en nuestras vidas.

Da lustre así a todo tipo de arroces, pero también es impresionante para refrescar todo tipo de cremas, caldos y sopas, desde las más arriesgadas hasta las más puristas. Por no hablar de la versatilidad que salteado ofrece con las verduras, impregnando de su aroma todo tipo de woks.

Ya en el terreno de los principales es con pescados y mariscos donde mejor baila, contribuyendo a ese sabor limpio y penetrante que le caracteriza, no siendo el más popular de la fiesta si lo emparentamos con carnes, donde le va bien al pollo, pero no tanto a las carnes rojas.

Mención especial le toca a mermeladas, chutneys y repostería, claro. Aquí ejerce como contrapunto vibrante, desde recetas típicamente europeas como el gingerbread hasta aires orientales en todo tipo de aderezos.

En cualquier caso, pasen, vean y disfruten del despliegue que hoy brindamos con el jengibre, una raíz que es a la vez condimento, ingrediente y especia y que en Directo al Paladar hemos utilizado en un montón de recetas.

¿Qué es el jengibre?

Si nos ponemos técnicos, hablamos de la raíz tuberosa del Zingiber officinale, una planta herbácea y rizomatosa perenne originaria del Sudeste Asiático, pero antes de nada aclaremos que es rizomatosa, aunque algunos lo sabréis ya.

Un rizoma es un tipo de tallo que se da en algunas plantas que, en vez de brotar vertical y salir de la tierra, crecer de manera horizontal y subterránea, donde además se acumulan los nutrientes y son los que garantizan la pervivencia de la planta.

En este caso, el jengibre alcanza hasta los dos metros como planta en su forma salvaje -aunque lo habitual es que no supere el metro de altura-, con hojas largas y lineares de bastante longitud que gastronómicamente son irrelevante. Todo lo contrario que el rizoma.

Éste suele estar a unos tres o cinco centímetros de profundidad, creciendo en yemas que se van secando paulatinamente y dando lugar a otras nuevas, usándose así lo que se conoce como 'manos' del jengibre cuando tienen unos 10 centímetros de longitud.

Planta herbácea de tallo subterráneo horizontal, hojas lanceoladas, casi lineales, flores de corola purpúrea, dispuestas en espiga y fruto capsular, con mucha pulpa y varias semillas.

Cultivo actual e historia

Una raíz milenaria en la cocina oriental y también pieza clave de la medicina tradicional, donde era famoso por ciertas virtudes curativas que se suelen aprovechar en infusión. Relevancia tienen así sus propiedades para combatir las náuseas y los mareos, aunque también se recurre a él para procesos antiinflamatorios de las vías pulmonares.

Estimula además las digestiones y la prevención de distintos tipos de litiasis, por lo que también era muy frecuente que se administrasen sus infusiones para plantar cara a todo tipo de cálculos, especialmente renales.

Un despliegue de virtudes que tuvo como epicentro de cultivo las islas del Sudeste Asiático, de donde es originario en jengibre (de hecho, su nombre procede del sánscrito) donde es habitual encontrarlo en su forma salvaje, ya que demanda suelos húmedos de zonas templadas y especialmente ricos en materia orgánica, razón por la que incluso su cultivo es relativamente sencillo de manera doméstica.

De la Asia insular saltó al continente, encontrando en el subcontinente indio un terreno fértil donde expandirse y lo que permitió al jengibre convertirse en una de las primeras especias internacionales, aunque lo más frecuente era encontrarlo en su versión deshidratada y convertida en polvo, apreciándose primero por sus virtudes medicinales antes que por las gastronómicas

Se expandió así por toda Asia, incluyendo la cuenca del Índico durante varios milenios antes de Cristo, saltando ya a Europa a través de los mercaderes fenicios que llegaban a la Antigua Grecia y Roma, que también apostaron por sus propiedades medicinales.

Ya más adelante se multiplicaría su aparición en Europa con la presencia de los árabes, pero primordialmente en su forma seca y utilizado como especia en polvo, que ya en la Edad Media se empezaría a usar en pastelería y en la elaboración de cervezas, además de las mencionadas infusiones, saltando así después a las colonias europeas de América y África Occidental.

En la actualidad, el cultivo de jengibre es importantísimo en China e India, los dos máximos productores, donde también debe citarse a Nepal, Tailandia o Nigeria en ese top cinco, siendo la cosecha del jengibre en los meses de otoño e invierno -aunque hay jengibre todo el año- y siendo principalmente chino el que consumimos en nuestro país.

Propiedades y beneficios del jengibre

Mencionadas sus virtudes medicinales, hablar del jengibre fresco es hablar de un producto rico en fibra e interesante en ciertos minerales como el selenio o el potasio, pero como su consumo está relegado a los perfiles aromáticos, la cantidad es tan irrisoria de su consumo que no se puede enarbolar como especialmente nutritivo.

Sí es interesante el mencionado uso médico en el tratamiento de la náuseas y de los mareos, donde incluso se pueden utilizar las ginger beer y los ginger ale si se han elaborado con una buena cantidad de jengibre fresco.

Cómo elegirlo, conservarlo y utilizarlo en la cocina

En nuestros supermercados y tiendas ya es fácil encontrar jengibre, que es un producto bastante duradero en condiciones óptimas y que no sufre especialmente en casa. Cuando lo compres, procura que esté siempre firme, macizo y libre de humedad exterior.

Que sea fresco, pero no empapado, y con preferencia por las manos más gruesas, sin señales de golpes o mancha, y desechando los que estén secos o arrugados,v señal de falta de frescura y donde su carne, ya de por sí fibrosa, va a estar aún más dura.

Por eso, la clave de un jengibre es que esté relativamente tierno y nos permita utilizarlo con facilidad al trocearlo y rallarlo, siendo además una de sus principales virtudes.

Como conservación, poco misterio: bien limpio y en el cajón de las verduras, sin humedad, procurando que respire y alejándole de frutas que aceleren su maduración, lo que asegura la pervivencia y frescura del jengibre durante bastante tiempo.

En cualquier caso, si has comprado jengibre -o te lo han regalado- y no le das salida, la mejor opción es la congelación, siendo lo más práctico ir triturando yema a yema el rizoma y luego guardándolo en una cubitera.

No lo guardes a medio pelar, ni con las yemas peladas, porque se secará con más facilidad, así que procura utilizar solo la parte que vayas a consumir en ese momento.

En su uso, también poca ciencia: procede a pelarlo con una cucharita (mucho mejor que con un pelapatatas o un pelador), raspando su piel desde fuera hacia dentro, y luego ya elige la preparación que desees, ya sea rallado, picado, triturado, en tiras, en láminas o en trozos más grandes.

Ten en cuenta que de cómo cortes el jengibre tendrás más o menos intensidad, pensando previamente el tipo de receta y si vas a querer encontrarte los trozos al consumirlo o no. Recuerda también que es fibroso y que, salvo que lo tritures a conciencia, vas a encontrar ese perfil en boca en cremas, salsas o sopas.

Cuanto más lo piques y tritures, más se van a liberar sus aromas y más fresco e intenso será, siendo una buena opción para los acostumbrados a su uso. En caso de querer acostumbrarte a él o no atreverte directamente a utilizarlo así, es conveniente ir a trozos más grandes que veas y retires con facilidad, aromatizando así las sopas o las cremas del mismo modo que podríamos apartar un ajo o una cebolla.

Se convierte así en un buen aliño para ensaladas, donde puedes triturar el jengibre en una picadora y hacer una vinagreta con él, donde aportará un toque ligeramente picante, intenso y muy alimonado, que puedes contrarrestar con mieles y con aceites.

En sopas lo puedes añadir en trozos grandes al sofrito previo, siendo más indicado en aquellas no especialmente grasas -mejor de pollo o de verduras que de cocido, lógicamente-, y donde funciona bien con otras especias orientales como el cardamomo, el lemongrass, la cúrcuma o como los currys y masalas.

Lo hemos popularizado también en su uso en cremas, ya sean frías o calientes, donde haya un contrapunto dulce como en las de calabaza o las de zanahoria, equilibrando así el dulzor de la propia hortaliza con el carácter cítrico del jengibre que, en este caso, puedes añadir al sofrito inicial, ya que el calor permite expandir mejor sus aromas por el plato.

En este caso, la mejor opción es triturarlo a conciencia y luego colar la crema. Con esta opción, la recomendación es que prescindamos de la nata líquida y de la leche evaporada y vayamos a la leche de coco, al menos como alternativa puntual, que queda bastante bien.

Huelga decir que en recetas para cuatro personas, bastará con usar una yema de jengibre de unos tres o cuatro gramos, puesto que su potencia en fresco puede ser muy invasiva si no estamos hechos a él. Así, en fresco también podemos recurrir a él para aromatizar arroces cuando estén cociendo -de igual modo que cuando añadimos ajo o laurel-, siendo una buena forma de perfumar los basmati.

Funciona de maravilla en marinadas, principalmente de carnes blancas como el pollo o el pavo, donde podemos añadir tiras de jengibre, soja, una pizca de aceite (por ejemplo de sésamo) y alguna pimienta, aunque también al cerdo y al cordero les va muy bien, tanto en guisos como cazuelas como podría ser un tajine marroquí.

Peor le va a las carnes de vacuno y a la caza, aunque las tiras de jengibre confitado -igual que hacemos con la piel de otros cítricos-, resultan gustosas en aves muy grasas como en el caso del magret de pato.

Piensa así en platos muy grasos a los que refrescar y aligerar, levantando los aromas con el punto picante y cítrico del jengibre, y encontrarás una buena forma de hacerlos más amables y de jugar con ese equilibrio, que es lo mismo que ocurre con los pescados.

Tanto para añadirlo a un pescado a la plancha como para otra marinada, el jengibre le irá bien a salsas ligeramente dulces o lácticas, como las que acabamos con mantequilla o con mucha cebolla, sirviendo así en una balanza que se adapta a pescados grasos como el salmón y a todo tipo de pescados blancos, aunque a los azules de talla media también le va bien, como a caballas y chicharras.

Aún así, en la cocina en crudo propia de América como ceviches, tiraditos y aguachiles, el jengibre puede funcionar a la perfección cuando hagamos la clásica leche de tigre, prescindiendo de un cítrico -si queremos- o acompañándole.

Así se adapta también a tatakis y tartares de pescado, siendo muy gustoso cuando lo relacionamos con el atún rojo o el atún patudo, además de elementos grasos como el aguacate o dulces como el mango, la guayaba y otras frutas tropicales.

Para terminar, su uso en repostería está muy extendido, aunque en este caso hablamos del jengibre seco y molido que tiene un perfil más terroso y menos fresco, no siendo exactamente el mismo uso el que haríamos de uno y otro. En cualquier caso, si quieres sustituir cantidades y teniendo en cuenta que no saben igual, piensa en que necesitarás cinco veces menos jengibre en polvo que jengibre fresco.

12 recetas en las que aprovechar el jengibre

Fresco, intenso y versátil, las opciones para usar el el jengibre y cambiar un plato son muy sencillas. En crudo, cocinado, en marinada o ligeramente salteado, es capaz de cambiar por completo el destino de una receta con muy poca cantidad.

Huelga decir así que, si apostamos por cocina asiática, la pareja que hace con limas, chiles y otras especias, incluyendo los clásicos currys, será una de las mejores formas de aprovechar sus virtudes.

Crema fría de zanahorias y mango

  • Ingredientes para 4 personas. Media ramita de apio, medio mango, 500g de zanahoria, agua, sal, un trocito de jengibre fresco y un chorrito de nata líquida (opcional).
  • Elaboración. La primera operación es limpiar bien el apio y quitar las hebras, tras lo cual lo picamos en trocitos, reservando unos cuantos para decorar los cuencos en los que serviremos la crema fría cuando la tengamos lista. Pelamos también las zanahorias y sacamos la carne de la mitad del mango guardando el resto para otras preparaciones. En un cazo, ponemos el resto del apio y las zanahorias cortadas en trozos hermosos. Cocemos con agua y un poco de sal y dejamos durante unos 20 minutos hasta que las zanahorias estén bien tiernas y fáciles de triturar. En un vaso batidor ponemos las zanahorias cocidas con la carne del mango y los trocitos de apio y el jengibre y trituramos hasta obtener la textura de puré como cuando queremos hacer un gazpacho andaluz tradicional. Podemos usar parte del agua de la cocción si vemos que queda demasiado espeso. También se puede añadir un chorrito de nata líquida. Una vez con la textura adecuada, guardamos en la nevera dejando que se enfríe antes de servir en pequeños cuencos. En cada uno, añadimos unos trocitos de apio que aportarán más frescor y una textura crujiente.

Receta | Crema fría de zanahorias y mango

Crema de calabaza a la sidra con rúcula y avellanas

  • Ingredientes para 4 personas: 700g de calabaza pelada, 1 cebolla 1 dulce, 1 trocito de jengibre fresco, 1 nabo blanco mediano, 1 patata mediana, 350ml de sidra seca, 400ml de caldo de verduras, 1 hoja de laurel, 50g de rúcula, avellanas, cúrcuma molida, comino molido, pimienta negra molida, sal y aceite.
  • Elaboración. Pelar y picar la cebolla dulce. Trocear la calabaza y el nabo y patata pelados en cubos. Calentar un poco de aceite de oliva en una olla o cazuela y pochar la cebolla a fuego medio unos minutos. Añadir el jengibre pelado y picado y dar unas vueltas. Agregar la calabaza y el nabo y patata, salpimentar ligeramente y aderezar con comino y cúrcuma. Cubrir con la sidra, dejar cocer 3 minutos y añadir el caldo. Echar la hoja de laurel, llevar a ebullición, tapar y dejar cocer a fuego medio-bajo durante unos 20 minutos. Retirar el laurel y triturar con una batidora ajustando el nivel de líquido al gusto. Corregir de sal y dar otro golpe de pimienta negra. Pelar unas avellanas, tostar ligeramente en una sartén sin engrasar y picar groseramente.

Receta | Crema de calabaza a la sidra con rúcula y avellanas

Salmón marinado con jengibre, wasabi y salsa de cítricos

  • Ingredientes para 4 personas. 500g de salmón fresco, la ralladura de media naranja, la ralladura de media lima, 15g de jengibre fresco, 125g de azúcar moreno, 125g de sal gruesa, eneldo al gusto, 100g de zumo de naranja, 30g de zumo de lima, un cuarto de cucharadita de pasta de wasabi, 25g de jengibre fresco, 60g de salsa de soja, 50g de aceite de oliva.
  • Elaboración. Comenzaremos congelando durante dos días el salmón para evitar problemas parasitarios. Una vez pasado el tiempo, lo descongelamos, lo lavamos y lo secamos bien con un papel de cocina. Hacemos una mezcla del azúcar moreno, la sal gruesa y las ralladuras de naranja, lima y el jengibre fresco rallado. Extendemos un film de cocina y repartimos la mitad de esta mezcla encima, colocamos el lomo de salmón y cubrimos con el resto de la mezcla tapando bien todo el pescado. Cerramos el film de cocina haciendo un paquete y en una bandeja, y lo dejamos en el frigorífico durante 48 horas con algo de peso encima. Cuando pase el tiempo lavamos el pescado y lo secamos bien. Cortamos lonchas finas con un cuchillo bien afilado y las disponemos en un plato sin amontonarlas. Para hacer el aliño, ponemos en un cacito el zumo de naranja, el zumo de lima, el wasabi en pasta, la soja, el aceite y el jengibre en dados pequeños. Cocemos a fuego suave durante ocho minutos o hasta que se reduzca a la mitad. Dejamos enfriar y salseamos el pescado. Receta | Salmón marinado con jengibre, wasabi y salsa de cítricos

Receta | Salmón marinado con jengibre, wasabi y salsa de cítricos

Carpaccio de vieiras a los cítricos

  • Ingredientes para 2 personas. 30g de aceite de oliva, 15g de vinagre de arroz, media lima, media naranja, 1 trozo de un cm de jengibre fresco, 300g de carne de vieira, un cuarto de tomate, semillas de sésamo y escamas de sal.
  • Elaboración. Comenzamos por la vinagreta o marinada, así la tendremos lista para extender sobre las vieiras una vez laminadas. Rallamos el jengibre, la media lima y la media naranja con un rallador fino. Exprimimos también los jugos de la lima y la naranja. En un cuenco hondo mezclamos el aove, el vinagre de arroz, 1/2 cucharadita de ralladura de lima, 1/2 cucharadita de ralladura de naranja, 1/4 cucharadita de jengibre rallado, 1 cucharadita de zumo de lima y 1 cucharadita de zumo de naranja. Batimos con unas varillas metálicas hasta integrar y emulsionar. Retiramos los corales de las vieiras y nos quedamos sólo con el solomillo, que laminamos finamente con ayuda de un cuchillo bien afilado. Colocamos las láminas de vieira sobre un plato grande o dos platos pequeños, bien extendidas, y regamos con la vinagreta que tenemos preparada y reservada. Introducimos en la nevera y dejamos marinar durante una hora. Mientras tanto, pelamos un tomate y lo cortamos en cuartos. Utilizamos sólo uno de ellos, aunque la cantidad de tomate es opcional, de modo que al gusto. Retiramos las pepitas con ayuda de una cucharita y cortamos la carne del tomate en pequeños dados. Cuando el tiempo de marinado ha terminado, retiramos la vieira de la nevera y dejamos que se atempere ligeramente. Entonces repartimos las pepitas de tomate y los dados sobre la vieira, espolvoreamos con semillas de sésamo y con escamas de sal y servimos.

Receta | Carpaccio de vieiras a los cítricos

Calabaza cremosa con miel, salsa de soja, jengibre y burrata

  • Ingredientes para 4 personas. 800g de calabaza pelada, 1 chile rojo, cilantro fresco, 20g de mantequilla, 40g de aceite de oliva, 30ml de salsa de soja baja en sal, 30ml de miel, 1 cucharadita de jengibre rallado y pelado, 3 tomates secos en aceite, 1 burrata italiana, pimienta negra molida, canela en rama, dos hojas de laurel o de curry y sal.
  • Elaboración. Pelar, cortar y trocear la calabaza en cubos, sin semillas ni filamentos. Se deben obtener unos 800 g. Cocer con un poco de agua salada, sin cubrirla, y la canela en rama y el curry o laurel opcional, hasta que esté tierna pero firme. Escurrir y desechar las especias. Lavar y picar el cilantro y la guindilla. Pelar y rallar fino el jengibre (cantidad al gusto). Derretir la mantequilla en una cazuela y mezclar con el aceite. Añadir la calabaza y machacarla hasta formar una especie de puré grueso con tropezones. Incorporar todos los demás ingredientes salvo la burrata y los tomates. Cocer ligeramente todo junto unos minutos, removiendo y machacando un poco más. Ajustar de sal y pimienta y llevar a una fuente. Servir con los tomates picados y la burrata desmenuzada encima. Aderezar con más cilantro, pimienta o aceite al gusto.

Receta | Calabaza cremosa con miel, salsa de soja, jengibre y burrata

Caballa a la plancha con ensalada cremosa de remolacha y jengibre

Caballa a la plancha con ensalada cremosa de remolacha y jengibre
  • Ingredientes para 2 personas. 2 caballas limpia en filetes, 1 remolacha cocida o asada, 1 trozo de jengibre fresco, cilantro fresco, 1 limón, 5ml de mostaza de Dijon, 40ml de nata espesa o yogur griego, aceite de oliva, pimienta negra molida, sal y canónigos.
  • Elaboración. Podemos hacer la ensalada de remolacha con antelación. Escurrir bien del líquido de cocción, secar con papel de cocina y picar en cubos pequeños. Pelar el trocito de jengibre y picar o rallar muy fino. Lavar, secar y picar el cilantro. Mezclar estos ingredientes en un cuenco, añadir un chorro de la mitad del limón y salpimentar ligeramente. Agregar la mostaza, el yogur o alternativa y mezclar bien. Probar y ajustar los ingredientes al gusto, corrigiendo la acidez o el punto cremoso. Reservar. Lo más fácil es pedir en la pescadería que nos limpien las caballas, separando cada unidad en dos filetes. Limpiar antes de cocinar, retirando posibles restos de aletas, y enjuagar con suavidad con agua fría. Secar con delicadeza. Calentar aceite de oliva en una buena sartén o plancha, salpimentar ligeramente y cocinar los filetes de caballa a fuego medio-fuerte, primero por la parte de la piel. Hay que dejarla bien crujiente. Dar la vuelta con una espátula adecuada y cocinar lo justo por el otro lado, apenas uno o dos minutos más. Aderezar con un poco de zumo de limón por la parte de la carne y servir los platos repartiendo la ensalada de remolacha con los filetes de caballa, siempre con la piel hacia arriba. Acompañar de unos canónigos o de otras hojas verdes, y más cilantro fresco si se desea.

Receta | Caballa a la plancha con ensalada cremosa de remolacha y jengibre

Filetes de pescado en leche de coco

Filetes de pescado en leche de coco
  • Ingredientes para 4 personas. 950g de merluza o pescado blanco, 2 cucharadas de cúrcuma molida, sal, aceite de oliva, 2 cebolla blanca, 2 diente de ajo, jengibre fresco, 1 cucharadita de pimentón dulce, 1 cucharada de tomate concentrado, cilantro fresco, guindilla fresca y 400ml de leche de coco.
  • Elaboración. Corta los filetes de pescado en trozos grandes y retira la piel (esta receta es ideal para usar con pescado congelado si quieres trabajar aún menos). Mézclalos con una de las cucharaditas de cúrcuma y un poco de sal y deja que reposen entre 10 minutos y media hora. Mientras, corta la cebolla en juliana muy fina y rehógala con aceite de oliva en una sartén de fondo grueso o cazuela a fuego medio-alto. Debes caramelizar la cebolla al estilo hindú, para que quede crujiente. Para ello, no bajes demasiado el fuego, añade algo de sal cuando la cebolla empiece a estar traslucida, y remueve constantemente para conseguir una cocción uniforme. La cebolla está lista cuanto tenga un color marrón dorado en las puntas y un color caramelizado en la parte central. Saca la cebolla de la olla con ayuda de una espumadera y colócala sobre un plato lo más separada posible, para que no quede blanda. Una vez tengas lista la cebolla, en la misma olla, echa un poco más de aceite, y fríe los filetes de pescado, aproximadamente unos 20 o 30 segundos por cara, para que queden sellados pero no se hagan del todo. Retira el pescado y reserva.

Receta | Filetes de pescado en leche de coco

Atún marinado a la naranja y jengibre con fideos soba

atún marinado a la naranja y jengibre con fideos soba
  • Ingredientes para 2 personas. 2 lomos de atún fresco, 100g de fideos soba, 50ml de zumo de naranja, 30ml de aceite de oliva o de girasol, 15ml de vinagre de arroz, 30ml de salsa de soja, 5ml de miel, 2 trocitos de jengibre fresco, media cucharadita de pasta de chile y semillas de sésamo.
  • Elaboración. Exprimir el zumo de la naranja en el momento en que vayamos a preparar el marinado, preferiblemente sin desechar la pulpa. Mezclar en un cuenco con el aceite, el vinagre de arroz, la salsa de soja, la miel y la pasta de guindilla. Pelar y picar o rallar el trocito de jengibre e incorporarlo. Disponer los lomos de atún en un plato o fuente, secarlos ligeramente con papel de cocina y verter encima la mezcla, repartiéndola bien. Reservar parte de la mezcla aparte. Tapar con film y dejar marinar como mínimo una hora, mejor en la nevera. Preparar los fideos sobra según instrucciones del fabricante. Enfriar con agua fría y escurrir bien. Retirar el pescado del marinado y cocinar los lomos o filetes a la plancha marcándolos lo justo por ambos lados. Aliñar los fideos con el resto del marinado y sésamo al gusto, con el pescado encima.

Receta | Atún marinado a la naranja y jengibre con fideos soba

Pavo con naranja y jengibre

Pavo con naranja y jengibre
  • Ingredientes para 2 personas. 300g de pechuga de pavo en filetes, 2 naranjas en gajos, el zumo de una naranja, 2 cucharaditas de maizena, 1 cucharadita de jengibre fresco rallado, 5ml de miel, perejil fresco, aceite de oliva y sal.
  • Elaboración. Comenzaremos calentando en una sartén un poco de aceite y sofriendo los filetes de pavo. Reservamos en un plato. En la misma sartén añadimos el zumo de naranja, la ralladura de jengibre y la miel, llevamos despacio a ebullición. En un pocillo disolvemos el almidón de maíz en una cucharada de agua y la añadimos a la salsa, dejándolo cocer hasta que vaya espesando y forme como una especie de salsa agridulce. Cuando veamos la salsa ya espesa añadimos los gajos de naranja y los filetes. Hervimos para que se mezclen los ingredientes y rectificamos de sal. Servimos bien caliente con un poquito de perejil o cebollino por encima.

Receta | Pavo con naranja y jengibre

Pechuga de pollo marinada con ajo, jengibre y cúrcuma

  • Ingredientes para 2 personas. 2 pechugas de pollo, 4 dientes de ajo, 1 cucharada de jengibre fresco, 25ml de zumo de limón, 25ml de aceite de oliva, cilantro o perejil fresco, menta fresca (opcional), 1 cucharadita de cúrcuma molida, media cucharadita de cilantro o comino molido, un cuarto de cucharadita de pimentón picante y sal.
  • Elaboración. Rallar finos los dientes de ajo pelados (usar 3 si son muy grandes) y el jengibre. Lavar, secar y picar las hierbas frescas, para obtener 1/2 cucharada de hojas muy picadas de cada una. Mezclar estos ingredientes con el zumo de limón, el aceite de oliva, la cúrcuma, el cilantro molido, el pimentón y una buena pizca de sal. Secar las pechugas con papel de cocina y embadurnar bien con esta pasta. Tapar o introducir en una bolsa de cierre hermético y refrigerar, al menos dos horas. Sacar un poco antes de cocinar para que se atempere. Calentar a fuego fuerte una buena sartén antiadherente. Cuando haya alcanzado buena temperatura, añadir 1 cucharadita de aceite y extender por toda la superficie. Bajar el fuego a potencia media y añadir las pechugas, dejando que se cocinen sin tocarlas 1-2 minutos. Girar las piezas y dorar otro par de minutos por la otra cara. Tapar, bajar el fuego al mínimo y mantener la cocción sin destapar durante 10 minutos. Aún sin destapar, apartar del fuego y dejar tapado 10-15 minutos, según el grosor de las piezas. Comprobar que está cocido por dentro cortando la pieza más gruesa o con un termómetro digital; no debe haber marcas rosas, marcando una temperatura de unos 74ºC. Servir fileteadas con la salsa de la sartén y más hierbas picadas.

Receta | Pechuga de pollo marinada con ajo, jengibre y cúrcuma

Galletas de jengibre y miel

  • Ingredientes para 25 unidades: 225g de harina de repostería, 100g de azúcar, 2 cucharaditas de levadura química (8g), 2 cucharaditas de bicarbonato sódico (12g), 4g de sal, 1 cucharadita de jengibre molido, media cucharadita de canela molida, 100g de mantequilla sin sal, 100g de miel y azúcar extra para rebozar.
  • Elaboración. Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas forrándolas con papel sulfurizado. Disponer la harina en un recipiente amplio y mezclar con el azúcar, la levadura química, el bicarbonato, la sal, el jengibre y la canela. Incorporar la mantequilla cortada en cubos pequeños y trabajar la masa aplastándola. Se puede hacer con un tenedor o con las manos, estrujando bien la mantequilla contra los ingredientes secos. Añadir la miel y mezclar todo bien. Tomar pequeñas porciones de masa, del tamaño de una nuez, y formar bolitas con las manos. Rebozar cada una en azúcar y colocarlas en las bandejas, separadas por unos 4-5 cm. Aplastar cada bolita suavemente con un tenedor y hornear durante 10 minutos. Esperar un par de minuos fuera del horno y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.

Receta | Galletas de jengibre y miel

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Ginger Cheesecake

  • Ingredientes para 6 personas. 20 galletas de jengibre, 75g de mantequilla, 200g de queso crema, 3 cucharadas soperas de nata líquida para cocinar, 2 huevos, 3 cucharadas soperas de azúcar, 1 trozo de dos centímetros de jengibre fresco y mermelada de fresa o grosella para decorar.
  • Elaboración. Si habéis visto los ingredientes ya os habréis imaginado que vamos a usar el jengibre en todas las capas de esta tarta. Para la base, usaremos las galletas de jengibre. En esta ocasión he utilizado galletas de jengibre compradas que tenía en casa, pero también podemos usar las típicas de los muñecos de jengibre navideños. Las machacamos o molemos y las mezclamos con la mantequilla previamente derretida en el microondas. Una vez hecha la mezcla de mantequilla y galletas molidas, la distribuimos en el molde apto para horno que vayamos a utilizar formando una capa de medio cm de altura. Para que quede bien compacta, presionamos con el dorso de una cuchara. En un bol, mezclamos los ingredientes del relleno, es decir, los huevos, el azúcar, la nata líquida y el queso crema, sin batirlos en exceso, simplemente dejándolos bien repartidos. Una vez mezclados, rallamos el jengibre (1 cm es suficiente) y lo distribuimos en la mezcla. Si lo pensáis en otras tartas de queso similares lo que usamos es ralladura de limón. Una vez mezclado lo volcamos sobre la base de galletas de jengibre y horneamos durante unos 25-30 minutos a 160º apagando el horno cuando la tarta aún esté un poco cruda en el centro y dejando que se enfríe en el horno con la puerta entreabierta. Así queda una tarta de queso jugosa. Cuando se enfríe, desmoldamos y decoramos con la mermelada de grosellas y una lámina de jengibre cortada en bastoncitos.

Receta | Ginger Cheesecake

Imágenes | iStock

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