Siempre queremos empezar el año de forma positiva, pero la actualidad informativa nos lo pone difícil. Y por si fuera poco, estos días se ha desatado un poco el pánico al viralizarse la noticia de que el chocolate supuestamente habrá desaparecido en 40 años. ¿Realmente se habrá extinguido el cacao en el año 2050?
Afortunadamente parece que no, solo es un nuevo titular catastrofista que además se basa en información ya conocida. Chocolateros del mundo, podemos respirar tranquilos, pero no nos confiemos demasiado. El cambio climático y la insostenible demanda actual podrían convertirlo en un artículo de lujo solo para privilegiados. ¿Estamos preparados para vivir sin chocolate?
Por qué se afirma (erróneamente) que el chocolate se va a extinguir en 40 años
Son numerosos los medios que han repetido titulares parecidos, y no solo en nuestro país. “El chocolate está en peligro de extinción”, es el mensaje principal, amenazando concretamente con 2050 como el año en que nos quedaremos sin cacao. Pero los más avispados se habrán dado cuenta de que el tema ya sonaba a algo visto; efectivamente, podemos leer noticias similares que se remontan a varios años atrás.
Realmente no hay datos nuevos que actualicen de forma relevante las predicciones sobre el futuro del cultivo del cacao. El origen de todo este nuevo revuelo parece estar en un artículo que comienza destacando afirmaciones apocalípticas, carne de clickbait, responsables de haberlo convertido en viral. Pero tal y como desgranan en Snopes, leyendo un poco más la alarma se va diluyendo.
Todas las noticias que alertan sobre el peligro al que se enfrenta el cacao remiten al último informe publicado por el Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC): Climate Change 2014: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. A su vez, en dicho informe se destaca el trabajo de 2013 Predicting the future climatic suitability for cocoa farming of the world’s leading producer countries, Ghana and Côte d’Ivoire, que analiza las predicciones de futuro del cultivo en los países africanos.
El cambio climático unido al aumento de la población y la falta de sostenibilidad de la industria están amenazando muchas plantaciones en todo el mundo, también el cacao. Por eso la comunidad científica lleva tiempo trabajando para salvar esta planta y evitar la desaparición de sus cultivos.
La cuestión es que Ghana y Costa de Marfil son los principales productores de cacao a nivel mundial, y se estima que para 2050 la temperatura de esas regiones habrá aumentado 2,1 grados centígrados, disminuyendo además la humedad del suelo. Estos cambios en las condiciones naturales podrían ser fatales para el árbol del cacao, llevando a una reducción drástica de los terrenos aptos para el cultivo en ambos países.
Pero de ahí a afirmar que el chocolate va a desaparecer por completo, hay un gran trecho. Recordemos que no es una planta nativa de África y se puede adaptar a otros países, como por ejemplo Australia, aunque faltará tiempo para poder asumir la producción africana actual en otros lugares. Porque además del cambio climático, también amenazan al cacao factores como el aumento de la demanda -con China a la cabeza-, enfermedades y plagas.
Precisamente para hacer frente a los problemas de su cultivo se está trabajando a partir del estudio del genoma de la planta, con el objetivo de hacerla más resistente. La colaboración entre la multinacional Mars y el Innovative Genomics Institute (IGI) de la Universidad de Berkeley (California, Estados Unidos) ha sido la más comentada últimamente, con un ambicioso proyecto para garantizar el suministro sostenible de cacao en el futuro. Para ello están experimentando con tecnología CRISPR, basada en la edición genética.
Aunque el objetivo principal es lograr variedades resistentes a enfermedades virales y fúngicas, también podrían obtenerse así árboles del cacao que puedan adaptarse a climas más cálidos y terrenos más secos. Lo que está claro es que el sistema alimentario actual se está volviendo insostenible, y la ingeniería genética podría ser una de las soluciones a muchos problemas.
Por tanto, el interrogante que nos va a dejar el año 2050 no será si el chocolate habrá desaparecido, más bien tendremos que preocuparnos por su disponibilidad y precio. ¿Lleva el mismo camino de las sardinas?
¿Cómo sería un mundo sin chocolate?
Retomo el interrogante que lancé al principio de este post para reflexionar sobre cómo sería vivir sin chocolate. Sé que con todos los problemas que hay en el mundo suena a nimiedad, pero no se trata solo de renunciar a un simple placer dulce. No podemos olvidar que mueve una gran parte de la economía mundial y da empleo a millones de personas.
Millones de agricultores viven cultivando cacao en países como los mencionados Ghana o Costa de Marfil, también en Brasil, Indonesia, Camerún, Nigeria o Ecuador. Si bien queda mucho por hacer en defender unas condiciones laborales dignas y justas, son comunidades que dependen de este cultivo. Y a lo largo de toda la cadena de producción son otros tantos millones de personas las que trabajan de alguna manera procesando o comercializando el chocolate.
El chocolate pasa por muchas manos hasta que llega a nosotros, y también fomenta la actividad en otros sectores de la industria alimentaria, o ya específicamente en la hostelería y pastelería. Además el cacao y el chocolate se utilizan también en otros campos, por ejemplo en cosmética o medicina. Su desaparición repentina sería una absoluta catástrofe a nivel mundial.
Y para qué engañarnos, también sería terrible para quienes amamos el chocolate. No es solo una cuestión de mera gula o adicción, somos muchos los que disfrutamos del chocolate con pasión.
Me encanta el chocolate, jamás lo he ocultado. Mi padre es suizo y quizá sea cierto eso de que se lleva en los genes, pero sí estoy segura de que tengo ese apego cultural y emocional que caracteriza la relación de Suiza con el chocolate. Ya lo comenté en la visita de la fábrica de chocolates Frey, los suizos sienten verdadera pasión por el chocolate y ya forma parte de su identidad cultural.
Es curioso que el chocolate en realidad solo lleve unos cuantos siglos con nosotros, y ya nos parezca impensable que desaparezca. Desde sus orígenes como bebida algo elitista, la evolución del chocolate está ligada a nuestra historia y no podemos negar su importancia cultural, e incluso artística. La historia del arte está llena de fantásticas obras con la presencia del chocolate, y hoy en día los maestros chocolateros hacen auténticas obras maestras muy dulces.
El chocolate sigue teniendo ese componente de nostalgia infantil, quizá en tiempos en los que no era tan común encontrar productos de cacao al alcance de los niños en todas partes. Cuando yo era niña no teníamos chocolate a diario ni mucho menos, era algo especial, reservado para ocasiones concretas, y eso hacía que lo disfrutáramos mucho más.
Porque del mismo modo que defiendo el disfrutar del chocolate con moderación, también insisto siempre en que sea de buena calidad, con un alto porcentaje de cacao. El chocolate tiene que saber a chocolate, no a puro azúcar con aromas industriales. Lo considero un manjar que merece ser degustado y valorado como tal, y parece que llevamos camino de que de verdad se convierta en una especie de caviar dulce.
Sin chocolate no tendríamos la típica tarta de los cumples, no podríamos derretirnos del gusto al romper el corazón derretido del coulant y los brownies perderían toda su gracia. Viena no sería lo mismo sin su tarta Sacher, recorrer los escaparates de París tendría menos encanto y dejaríamos de fantasear con esas tentadoras recetas afrodisíacas. Habría que volver al humilde sustituto de la algarroba pero, sinceramente, jamás podrá estar a su nivel.
Perderíamos ese encanto del chocolate a la taza removido a fuego lento en una mañana o tarde fría, con el roscón o el bizcocho esperando para ser bien empapado. Los churros y porras no sabrían igual, y se perdería esa "tradición" de chuperretear los restos de chocolate fundido que tan buenos momentos nos deja con los peques, que ya no sabrían lo que es el capricho de esa merienda con pan de toda la vida.
¿Son simples tonterías y frivolidades? En comparación con otros problemas más urgentes, por supuesto, pero eso no invalida que la hipotética desaparición del chocolate, o su encarecimiento, fuera una verdadera tragedia. Terminaríamos adaptándonos, pero habríamos perdido mucho, y no solo caprichos de golosos.
La protección del futuro del planeta es un asunto muy serio que terminará afectando nuestra vida mucho más allá del encarecimiento del chocolate. Intentemos poner nuestro granito de arena haciendo nuestro día a día más sostenible, mientras esperamos que el futuro traiga noticias más esperanzadoras.
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