Más allá de los evidentes efectos financieros y económicos locales ocasionados por la crisis griega, el mundo de la gastronomía se ve también afectado por esta situación, y en particular el mercado del aceite de oliva.
Con la escases de dinero en efectivo, la incertidumbre económica y la desconfianza en un sistema bancario inestable, la gran mayoría de estos productores de aceitunas rechazan cualquier tipo de pago que no sea en riguroso efectivo. Esta situación está teniendo repercusiones directas tanto en la producción del aceite como en su exportación.
Grecia es el tercer país productor de este aceite después de España e Italia con una producción anual de cerca de 300 000 mil toneladas de aceite de oliva con cerca de medio millón de pequeños agricultores. Además Grecia es el primer exportador mundial de aceite de oliva extra virgen.
La consecuencia primera es una baja en la cantidad de aceite de oliva disponible en el mercado mundial, por lo que podemos esperarnos a un aumento significativo del precio del mismo. Adicionalmente, con la llegada del verano y de las vacaciones en toda Europa, el consumo de aceite de oliva irá en aumento, lo que prodría provocar un mayor desequilibrio entre la oferta y la demanda del mismo con un inevitable efecto de ajuste de precios.
Sin duda una consecuencia inesperada de la interminable crisis griega que está volviendo loco al viejo continente, estancando en sus viejas ideas viendo con temor un mundo que cambia a toda velocidad.
Imágenes | The Independent
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