Pese al respiro que han traído las lluvias de los últimos días en este mes de mayo, la larga sequía que viene afectando al campo español desde hace más de un año ha sumido al sector en una crisis que está provocando pérdidas irreparables. A los cultivos afectados hay que sumar una nueva víctima, el champiñón, cuya producción depende directamente de la paja. Pero hace meses que se recolecta cada vez menos, y está muy cara.
El conocido como champiñón común (Agaricus bisporus) es un hongo que se cultiva comercialmente bajo diferentes variedades, es decir, no se recolecta silvestre como ocurre con otras setas. Para crecer necesita materias orgánicas en descomposición, siendo el compost más utilizado en España una combinación de paja natural con sustratos y gallinaza.
Como sucede con la ganadería cuando sube el precio del pienso o forraje para alimentar los animales, los productores de champiñón se enfrentan a una grave crisis al no poder disponer de la materia prima básica con la que desarrollar su producto. Llega poca paja de cada vez menos proveedores, y la que llega ha subido mucho de precio, un aumento derivado también de la multiplicación de la demanda desde el sector ganadero.
Poca paja para tantos hongos
Ya lo avanzaban la semana pasada desde la Sociedad cooperativa albaceteña Champinter, cuyo presidente, Elías Olmeda, afirmaba a Agroinformación que el reciente incremento de precios de la paja complica "enormemente" el mantenimiento de la producción y que, de continuar así, "al final la paja no va a llegar ni al ganadero ni a los productores de champiñón, o lo va a hacer a precios inviables".
Otra zona productora clave de champiñones en España es la Baja Rioja, donde el cultivo de este hongo supone unas cifras económicas que lo sitúan como el segundo producto agrario en importancia en la Comunidad, por detrás del vino. Santiago Salinas, presidente de la cooperativa Eurochamp, afirma que "la situación, que ya viene del año pasado, es dramática, y ahora se avecina la tormenta perfecta", según declaraciones recogidas por El periódico de España. "Si no hay paja, no hay producción", afirma.
Solo Navarra se ha salvado este año de la sequía que ha asolado este secano español, y la cosecha nueva, que arranca en estas fechas, no se presenta nada halagüeña. Apenas hay paja que recolectar, y por lo general los primeros lotes se destinan a la ganadería, dejando la "paja vieja" para los productores de champiñón. Ante la previsión de falta de paja suficiente están recurriendo a su compra de otros países, pero tampoco en Europa las cosas pintan mejor.
Según Jorge Heras, presidente de la cooperativa Champra, afirma que en Francia el precio se triplica, y todo apunta a que seguirá aumentando, pues circunstancias añadidas como la guerra de Ucrania y la crisis energética han hecho crecer la demanda de paja para la generación de energías renovables. También se percibe un mayor interés de compra de paja europea por parte de países de Oriente Medio.
El pesimismo las cooperativas lleva a vislumbrar un futuro próximo nefasto para un sector que estaba despegando en España, pues, si continúa la situación, se verán obligados a interrumpir o reducir drásticamente la producción. Así, habrá que importar champiñones frescos y en conserva de países como Holanda o Polonia.
"Una parte se repercutirá al cliente final, otra se la comerán las empresas y otra el agricultor", advierte Salinas. Para el presidente de la albaceteña Champinter, la crisis de la paja debe ser abordada de forma urgente por parte de las administraciones.
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