La cadena de restauración Kentucky Fried Chicken (KFC) es conocida en todo el mundo por su pollo frito, y, como todos los grupos de restauración, ha tratado de ensanchar su mercado añadiendo algunos platos aparentemente saludables a su carta.
Pero, como ha reconocido en una conferencia sobre salud pública Jenny Packwood, directora de brand engagement en KFC de Reino Unido e Irlanda, todos estos intentos de vender opciones más saludables han resultado un fracaso.
Como apunta Ben Spencer en The Daily Mail, en los últimos años, la cadena ha gastado ocho millones de libras (nueve millones de euros) en instalar hornos y planchas en sus restaurantes para ofrecer productos distintos a su grasiento pollo frito, pero ninguno ha funcionado.
“Lo hemos intentado”, reconocer Packwood, “pero hemos fallado al lanzar un producto que no este frito. No hemos logrado que sea una opción sostenible. Sencillamente, no se se estaban vendiendo”.
Una lección de salud públca
Para Packwood, poco importa que las cadenas de fast food ofrezcan comidas saludables, si no hay gente interesada en comprarlas: “No es bueno lanzar un producto correcto desde el punto de vista nutricional pero que nadie compre. No mejora la salud de la nación y en términos de sostenibilidad es un desastre”.
En opinión de la directiva de KFC, la mejor forma de hacer los productos de comida rápida más saludables pasa por eliminar gradualmente la grasa, las calorías y la sal para que los clientes no se den cuenta. Si lo haces de forma más agresiva, asegura, se nota en las ventas.
Es lo que ha ocurrido después de que la compañía empezara a hacer sus patatas fritas más gruesas lo que, al tener menos superficie de fritura, hacía que se redijeran sus calorías en un 18 %. Aunque la compañía defiende este cambio, Packwood reconoce que ha sido controvertido, y ha dado muchos disgustos.
Esta es, en opinión de la doctora Alison Tedstone, nutricionista jefe de la agencia de Salud Pública de Inglaterra, la mejor forma de mejorar los menús de este tipo de restaurantes. Y es que, en su opinión, nadie que va a comer a un restaurante como KFC busca opciones saludables. Solo reformulando los productos insignia, se puede conseguir que haya un impacto verdaderamente notable en la salud pública. Aunque lo mejor, sería, obviamente, que la gente visitara menos este tipo de restaurantes.
Imágenes | KFC
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