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Foro ABC 'El futuro de la medicina: Formación, ética y tecnología'

«Los padres empujan a los hijos con notas altas a hacer Medicina, no debería ser así»

Varios expertos insisten en que no faltan médicos en España (están mal distribuidos), pero sí carecemos de especialistas como dermatólogos, pediatras o psiquiatras

«Un alumno no se equivoca nunca al elegir estudios, siempre se puede reinventar»

«El que no mejora, empeora»: Así forman universidades y empresas el talento del siglo XXI

Laura Peraita

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No son pocos los estudios que aseguran que en nuestro país faltan médicos e, incluso organizaciones, como la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, advierten de la necesidad de revisar todo el sistema formativo desde que los alumnos entran en las facultades de Medicina.

Sin embargo, tal y como quedó patente en el Foro ABC Educación, Empleabilidad y Talento 'El futuro de la Medicina: Formación, ética y tecnología' no es que falten profesionales en este sector «es que están mal organizados o distribuidos». Al menos así lo apuntó Antonio Alemany, director asistencial del Hospital Beata María Ana: «No están donde la población necesita que estén». Consideró que es importante planificar los recursos humanos en este país, «lo que resulta muy complicado porque hay una relación contractual con los profesionales de funcionariado; es decir, el profesional no se va donde es necesario y por eso existen plantillas hipertrofiadas, mientras que en otras hay carencia de especialistas».

Coincidió con este punto de vista María Luz de los Mártires, directora Médica del Hospital Universitario Viamed Santa Elena, quien animó a «hacer una reflexión sobre este asunto y adoptar una serie de cambios que no perjudiquen los derechos de los profesionales, pero sí que faciliten esa la atención a donde está el paciente porque para una población de 320.000 habitantes, un neurocirujano se queda corto. Hace falta una reflexión».

Tomás Chivato, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, recalcó que hay cerca de 25.000 jóvenes que quieren estudiar Medicina en España, pero sólo hay 8.500 plazas. «Los alumnos salen muy preparados de las universidades porque los planes de estudio están totalmente homogeneizados en todo el país. Aunque hubo un debate en Bolonia, la carrera de Medicina no se puede acortar, se ha quedado en seis años y es el acuerdo unánime de la UE. Quedaron fuera Reino Unido e Irlanda, que consideran que debe tener cinco años. Y es que es tal cantidad de conocimientos teóricos y habilidades prácticas, lo que hace necesaria esta duración. Cuando hace años no existían asignaturas como Ética, Comunicación... Aprendíamos por ósmosis de nuestros profesores, y ahora no es así».

Respecto a la formación especializada, Tomás Chivato asegura que hubo un intento de acortar su duración. «Es una pena que se haya perdido la troncalidad, porque carecemos de especialistas: pediatras, dermatólogos, psiquiatras… Pero claro, para formarlos hacen falta once años. Es decir, lo que nos ha fallado es la planificación, tener un registro exacto de cuántos somos en cada especialidad y si estamos ejerciendo o no. Por tanto, hay que reducir la carrera, no; hay que planificar, sí; hacen falta registros, también».

David Baulenas, director Corporativo de Asistencia, Calidad, Innovación y Docencia del Grupo Vithas, reconoció que la falta de profesionales no es un tema sencillo «y creo que refuerza esta afirmación el hecho de que no lo hayamos solucionado en veinte años. Si atendemos a las cifras, España tiene más médicos que la media europea por cien mil habitantes, aunque es verdad que hay especialidades en las que faltan profesionales. Pero tomar una decisión no es tan fácil porque formar un especialista supone, si todo va bien, doce años o trece años, con lo cual la decisión que se tome hoy respecto a abrir plazas de estudiantes de Medicina, o incluso especialidades, no es sencilla. ¿Quién nos dice que vamos a necesitar los mismos radiólogos hoy que en 4 años con la inteligencia artificial? Debemos reflexionar sobre cómo las nuevas tecnologías, y la IA en concreto, van a afectar no a la Medicina, sino a las diferentes especialidades, porque el impacto no va a ser el mismo». Y es que tal y como puntualizó Baulenas, «la tecnología ha venido para ayudar y para quedarse».

En este sentido, el Decano de la Universidad CEU San Pablo, destacó el papel de la telemedicina que se ha desarrollado en el ámbito de la sanidad militar desde hace décadas, «pero como desde la pandemia no se podían desplazar pacientes a los hospitales o centros de salud, ha tenido un gran desarrollo, aunque tiene desventajas en cuanto a confidencialidad y privacidad de los datos del paciente».

David Baulenas explicó que en Vithas «tenemos monitorizada a la flota atunera de España con un maletín. Llevamos atendidos un buen número de infartos, ictus..., de pacientes que probablemente no hubieran sobrevivido por estar en alta mar. Cuando tienen un problema de salud, nos avisan y desde la unidad de atención de nuestros hospitales les atiende un dermatólogo, cardiólogo, neurólogo o especialista que requieran cara a cara. Es decir, se acortan distancias y tiempos de diagnóstico de tratamientos. Y en definitiva, se salvan vidas.

María Luz de los Mártires apuntó que «no hay que olvidar lo que es el hospital líquido, sin paredes. Por tradición tenemos asimilado el hospital ligado a número de camas, pero hoy atendemos al paciente donde está, le acercamos la asistencia. Si, por ejemplo, tenemos en un hospital al mejor oncólogo experto en mama y la paciente que está en otra ciudad, se puede beneficiar al acercar la asistencia. Eso aporta mucho valor, es un principio de equidad porque está humanizando el tratamiento y diagnostico a través de una vídeoconsulta. Es un principio de equidad».

Además, añadió Antonio Alemany, gracias a la IA, «en una imagen neurológica se puede identificar un tumor de células mínimas mucho más rápidamente, con mayor precisión que con el ojo humano. O, incluso, en una consulta médica, el profesional puede estar directamente atendiendo a su paciente, mirándole a los ojos y comunicándose con él, mientras la IA va registrando todo la información».

Precisamente la cercanía al paciente y la humanización de la sanidad fue también uno de los aspectos importantes que se abordaron durante el foro. «Desde la irrupción de las nuevas tecnologías estamos aprendiendo, pero tenemos que tener presente que somos personas que nos dedicamos a tratar personas, es sin duda, nuestro objetivo es poder humanizar nuestras consultas».

En este objetivo, Tomás Chivato explicó que la humanización es un asunto importantísimo. «En la facultad intentamos potenciarla. Es algo que nos une a todos, pero hay que darle forma. Lo hacemos a través de una unidad de Educación Médica y de la Catedra de Educación Médica y Humanización. No hay que olvidar que la ética tiene una larga vida ya de 2.500 años, pero hay que ponerla en práctica. Y para eso hay que comunicarse, de una manera no sólo eficaz, sino también eficiente y efectiva. También hay que tener empatía y se puede entrenar, que es una nueva forma de enseñar que tenemos en las facultades, con técnicas en salas de simulación, incluso llegando a un hospital de simulación. Es importante que los futuros médicos aprendan a dar esas malas noticias con unas palabras adecuadas. No se pueden dar malas noticias de cualquier manera. Los programas de la carrera están enfocados a que cuando el alumno llegue a los hospitales universitarios a hacer prácticas se sienta seguro, y sea realmente competente al haber adquirido una serie de habilidades blandas, también llamadas soft skill».

Destacó que otra habilidad importantísima es la investigación y «aunque todos médicos lo que queremos es diagnosticar, tratar y curar, hay que generar conocimiento y en la facultad también hay que aprender a investigar. Las universidades deben generar conocimiento, que tiene que tener tres peculiaridades: que sea éticamente bueno, estéticamente bello y científicamente verdadero. Con esas tres cualidades formaremos un profesional más completo, no solamente un buen profesor asistencial, sino también investigador».

Vocación

Respecto a si existe o no en la actualidad vocación por ser médico, Tomás Chivato manifestó que sí que lo es, aunque matizó que en la actualidad se encuentran con alguna sorpresa en las universidades porque como los alumnos deben entrar en la carrera con nota muy alta, «muchas familias animan a los hijos que tienen altas calificaciones a hacer estos estudios, pero sólo por la nota… No debe ser así. También es cierto que hay algunas series de televisión sobre medicina, como House, Emergencias…, que reflejan el mundo norteamericano, que es muy distinto al mundo europeo y en concreto al español por lo que se llevan muchas sorpresas respecto a la idea preconcebida que tenían. No obstante, la vocación existe. Son personas que quieren ayudar, cuidar y no nos faltan alumnos, desde luego, pero es cierto que por el criterio de la nota de la EBAU, se nos pierden buenos médicos en el camino».

David Baulenas discrepó al respecto al considerar que nadie entra en Medicina por vocación, «la vocación se forja. Te puede gustar, puedes tener un padre médico, puedes haber visto House… Pero la vocación se forja; es decir, el aprender a tratar al paciente, cuidarle, a tener vocación de servicio... aunque tú lo puedas tener cuando entras con dieciocho años en la carrera, no puede ser la misma vocación que cuando llevas cuarenta años ejerciendo».

Por su parte maría Luz de los Mártires se manifestó de acuerdo con sus dos colegas. «Al comienzo siempre hay unos intereses, unos gustos, hay unas aptitudes, preferencias, que posteriormente se van forjando a lo largo del desarrollo profesional. Si tú tienes tu padre médico, como en mi caso, y ves que tienes que estar viviendo, como es lógico, por y para el paciente, que tus vacaciones están condicionadas por ellos… Es la experiencia la que te va forjando y te va haciendo crecer en esa vocación.

En esta misma línea, el director asistencial del Hospital Beata María Ana, añadió que n el primer año hay muchísimas decepciones por parte de los alumnos, algo que no ocurre igual en otras carreras, «aunque es verdad que sobre todo después de la pandemia, ser médico se ha revestido de un cierto reconocimiento social que se había perdido. Desde luego es la carrera más solicitada».

Tomás Chivato añadió una definición del profesor Manuel Díaz de Rubio, presidente de honor de la Real Academia Nacional de Medicina: 'ser médicos es cuando acabas la carrera y dan el título, entonces uno ya es médico. Otra cosa es 'estar de médico', y es que trabajamos ocho horas en un hospital o centro de salud; y otra cosa es 'sentirse médico', algo que implica las veinticuatro horas al día, siete días a la semana durante todo el año'.

Recomendaciones a los estudiantes

De cara a transmitir un consejo a los futuros estudiantes y médicos, Antonio Alemany les diría que han elegido la profesión más bella del mundo, la más bonita, porque «hacer algo por los demás, ayudarles a estar bien es asegurarse sentirse mejor. Y eso muy pocas profesiones tienen esta característica. También les recomendaría que se lean el juramento hipocrático».

la directora Médica del Hospital Universitario Viamed Santa Elena, confesó que «si volviera a nacer volvería a ser médico. Todo el personal sanitario entregamos lo más valioso, que es nuestra vida, y la mejor recompensa es la sonrisa del paciente cuando ha mejorado, cuando tú le estás tratando. Eso no tiene precio».

Para David Baulenas, estudiar Medicina «es un gran sacrificio, pero pocas veces los sacrificios van tan unidos a la satisfacción de poder ejercer esta profesión».

Por último, Tomás Chivato apuntó que a los alumnos les diría sobre todo que sean buenas personas. «Ojalá pudiésemos curar siempre, pero como no siempre es así, podemos aliviar, consolar, acompañar y cuidar. Siempre podemos ser compasivos. Entonces, ser buena persona es un requisito importante para ser un buen personal de la Medicina. ¡Y que te guste mucho estudiar! No solamente son seis años, luego hay que hacer la especialidad, realizar un desarrollo personal continuado, integrarte en sociedades científicas, incluso el doctorado... Es una carrera larguísima en la que te puedes dedicar a la asistencia, a la gestión, a la audiencia, a la investigación... Es una profesión preciosa. Yo también repetiría. Volvería a ser médico».

 

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