Vuelven los turrones de Dabiz Muñoz en lo que tiene ya toda la pinta de ser una tradición navideña más hasta que se agote su tirón. Y regresan, como no podía ser menos, con una novedad que intentará hacerse un hueco en nuestras bandejas de dulces, ya saturadas con una oferta inabarcable. El nuevo lanzamiento se inspira en uno de los helados más famosos de Häagen-Dazs y nos promete vivir “una experiencia única que cautivará todos los paladares”, con caramelo salado de miso. Había que probarlo para comprobar si está a la altura de las expectativas.
Con la cantidad de turrones locos que invaden los supermercados cada año, destacar entre la marabunta con sabores originales es una odisea para las marcas. Colaborar con chefs y pasteleros de renombre es un recurso que parece funcionar, y, a día de hoy, está claro que Dabiz Muñoz es capaz de generar una repercusión mediática a la que pocos cocineros más pueden aspirar. Si esa fama, alimentada casi por igual entre seguidores y detractores, se traduce en ventas, es harina de otro costal.
Lo que nos interesa aquí es someter a una cata experiencial la gran apuesta en materia turronil del universo XO para estas navidades, sin olvidar que siguen a la venta sus turrones de años anteriores, y que Muñoz también firma un roscón de Reyes peculiar siempre fiel a su estilo. Es decir, con ingredientes, texturas y sabores que pretenden reinventar la tradición buscando siempre la exageración hiperbólica en su degustación, manifestada a través de su propia figura en redes sociales. Le encanta promocionar sus productos y platos haciendo gala de ese gochismo gourmet que tan bien le funciona.
Qué lleva el nuevo turrón de Dabiz Muñoz
Es un turrón elaborado a partir de chocolate blanco, relleno con un praliné de caramelo con mantequilla y almendra con una base de meloso caramelo de mantequilla salada con flor de sal francesa y miso blanco, cubierto con lo que Muñoz llama mini profiteroles -aunque en la caja pone mini lionesas-, con un remate de caramelo supuestamente crujiente en la parte superior, y un baño de toffee salado en la base y laterales.
Si pasamos a los ingredientes concretos, en orden de mayor a menor presencia, tenemos:
Chocolate blanco, nata en polvo, caramelo con mantequilla salada fleur de sel (11%), almendra (9%), manteca de cacao, trozos de caramelo con mantequilla salada fleur de sel (3,5%), mini lionesas (3,3%), huevo líquido pasteurizado, agua, harina de trigo, mantequilla concentrada, azúcar, miso blanco (2,7%), aceite de girasol, aroma de caramelo salado (1,1%), cobertura de chocolate con leche, guirlache, sal, colorantes y aromas.
Omitimos el desglose de cada ingrediente por no alargarlo y saturar, pero básicamente encontramos mucho azúcar, leche, leche condensada y nata en diversas formas, manteca de cacao, otros azúcares y más mantequilla, además de estabilizantes, emulgentes y aromas de vainilla y otros. Hay que mencionar que la sal viene además reconocida con su origen específico, es flor de sal de Guérande, una de las más apreciadas en gastronomía, con IGP.
Descripción e información nutricional
El turrón se presenta como todos los de la gama de turrones XO, en formato de lingote de poca anchura -así suelen ser los más de autor o gourmet-, con un peso de 300 g, envuelto en film transparente dentro de un envase de cartón.
Su conservación a temperatura ambiente se puede alargar hasta casi un año, apareciendo en nuestro ejemplar una fecha de consumo preferente antes del fin de noviembre de 2025. En cuanto a la información nutricional, pocas sorpresas:
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por 100 g |
---|---|
Valor energético |
580 kcal |
grasas |
42 g |
de las cuales saturadas |
23 g |
hidratos de carbono |
42 g |
de los cuales azúcares |
39 g |
proteínas |
8,8 g |
sal |
0,59 g |
Como prácticamente todos los turrones y dulces similares, es un producto altamente energético, muy rico en grasas y azúcares, aunque los hay incluso que contienen un mayor porcentaje de azúcares añadidos totales, como suele ser el turrón de chocolate común. Al llevar sal como elemento diferenciador, su cantidad es claramente superior al de un turrón dulce estándar, normalmente inferior a 0.1 g por cada 100 g.
La degustación: cuidado que pringa
Antes de nada, una pequeña aclaración: no me gusta nada el chocolate blanco y aborrezco los dulces que solo saben a dulce. Que básicamente es mi problema con el chocolate blanco industrial más genérico.
Sin embargo, tenía esperanzas en esas promesas de Muñoz, y del propio paquete, anunciando que es un “bombazo de umami”, y otros muchos calificativos hiperbólicos que siempre llenan la boca del chef. El miso me gusta mucho y también los contrastes de dulce y salado, que bien usados son todo un acierto.
El primer chasco es visual, pues las supuestas mini lionesas o profiteroles están casi todas aplastadas o rotas por el embalaje. Y es que, más que mini profiteroles, me recuerdan a la textura de esos snacks crujientes con forma de bolita cubierta de chocolate. Son muy crujientes, sí, ligeros también; abizcochados no tanto, y de sabor dejan mucho que desear. Solo aportan textura, y vienen bastante rotos.
Hablando de textura, manipular este turrón exige guardarlo en la nevera o aceptar que te vas a pringar los dedos y acabarás dejando un rastro pegajoso por todos lados. A temperatura ambiente de una casa normal , el turrón está bastante blandito y el caramelo crujiente superior tampoco cruje demasiado. Al menos sí es muy fácil de partir y morder, a salvo de dentaduras que sufren con el turrón duro.
En cuanto al sabor completo de este turrón, hay que reconocer que la mezcla de elaboraciones de caramelo salado, una elaboración típica de pastelería francesa a base de mantequilla salada, sí funciona. Un bocado que lleve cada componente llena la boca de el sabor inconfundible de la mantequilla salada y su toque tostado, contrastando y equilibrando el exceso de dulzor de los demás elementos. El praliné me parece demasiado empalagoso y con una textura poco agradable, que cansa enseguida -aunque Muñoz parece muy orgulloso de ella-, y es una pena que no destaquen más los crujientes.
Sí hay que darle la razón al chef en la cuestión de cierto efecto adictivo y esa sensación de regusto “largo infinito”, que logra el caramelo salado de miso. La mantequilla tostada, la flor de sal francesa y el miso son muy ricos en umami y estimulan las papilas gustativas con un efecto que no se espera el paladar. Sin embargo, el resto del turrón, con ese praliné excesivamente dulce y empachoso, anulan el efecto cuando llevas un par de bocados.
Conclusiones: ¿merece la pena?
Los amantes del chocolate blanco, los dulces muy dulces y los postres lácteos estarán encantados con este turrón de caramelo salado. También los que sean fans del helado homónimo de Häagen-Dazs o de cualquier postre o dulce elaborado con caramelo de mantequilla salada.
Habría ganado muchos puntos si ese caramelo salado de miso fuera más abundante, pues es sin duda su punto fuerte y diferenciador, y ayudaría a equilibrar mejor la gochez azucarada del conjunto. Es comprensible también considerar que el público en general está más acostumbrado a dulces muy dulces, y por lo que los más golosos no tendrán pegas en el resultado final.
Sin ser un postre rompedor, es una buena opción a tener en cuenta para sumar a los dulces navideños si buscamos algo distinto del típico turrón de chocolate de toda la vida, que sea fácil de masticar y con un toque original. Perfecto para los que estén cansados de los dulces navideños tradicionales pero tampoco quieran locuras excesivas como el turrón de algas de Ángel León.
Turrón XO de caramelo salado Häagen-Dazs
El Turrón XO de caramelo salado Häagen-Dazs, como todos los demás de turrones firmados por el chef madrileño, cuesta 16,90 euros. Se puede encontrar en una selección de heladerías Häagen-Dazs, en el Club del Gourmet de El Corte Inglés de toda España y en los supermercados Sánchez Romero.
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