Te interesa conocer todos los detalles de la dieta cetogénica, también conocida como keto, si estás pensando en adelgazar. Aunque ya te adelantamos que hay opciones más saludables que podrías plantearle a tu médico antes de dar el paso.
Es una dieta que consiste, aunque pueda sonar paradójico, en aumentar la ingesta de grasas y reducir la de hidratos de carbono. ¿Para qué? Muy sencillo, para eliminar más grasa corporal. Y la verdad es que funciona, eso parece estar demostrado, aunque antes de lanzarte a hacerla debes saber que un nutricionista a lo mejor no te la recomendaría por ser demasiado desequilibrada (hay quien echa en falta más frutas y verduras) y, para colmo, conllevaría riesgos para la salud llevarla a la práctica durante demasiado tiempo.
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En cambio, uno de los grandes atractivos de esta dieta para el que se está planteando perder peso es que es altamente efectiva y, sobre todo, que el que la practica no tiene por qué pasar hambre, algo que le suena a chino a la mayoría de las personas que han pasado por regímenes a lo largo de su vida. ¡Entremos en materia!
Dieta basada en la cetosis
Como comentábamos al principio, la dieta keto consiste en alimentarse a base de pocos carbohidratos, una ingesta moderada de proteínas y, has leído bien, un aumento del consumo de grasa. La finalidad de todo esto es poner en funcionamiento el cuerpo: la disminución de carbohidratos en las comidas pone al cuerpo en un estado metabólico que se conoce como cetosis. Durante esa fase, el cuerpo consume la grasa ingerida para obtener energía.
Y para que no queden dudas, la RAE da una definición más precisa de la cetosis: "alteración patológica debida al exceso de cetonas en la sangre". Lo que, dicho de otra manera, viene a decir que la cetosis es un estado en el que el cuerpo usa las grasas y cetonas (en lugar de la glucosa) para conseguir esa energía de la que hablábamos antes.
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Dicho esto, y sin ponernos demasiado técnicos, conviene matizar que la glucosa se almacena en el hígado y se va liberando en función de las necesidades de energía del cuerpo. Por lo tanto, cuando reducimos el consumo de carbohidratos, se reducen las reservas de glucosa. Y aquí, amigos, es donde entra en juego la cetosis como fuente de energía. Durante esta fase se crean cuerpos cetónicos en el hígado a partir de la grasa ingerida o la acumulada en el cuerpo, procurando la energía requerida.
En realidad el hígado está en constante proceso de producción de cetonas, incluso cuando se está siguiendo una dieta común y variada. Eso sí, por las noches nuestro hígado produce cetonas en menores cantidades. Sin embargo, cuando el cuerpo disminuye la cantidad de glucosa o insulina, el cuerpo crea más cetonas para aportar energía a nuestro cerebro.
¿Quién puede hacer la dieta cetogénica?
Dejamos de ponernos intensitos para entrar a ver en detalle quiénes pueden beneficiarse de este tipo de dieta tan particular. De entrada, ya hemos comentado que no es un patrón equilibrado para adelgazar. De hecho, originalmente fue diseñada específicamente para tratar enfermedades como la epilepsia refractaria o enfermedades raras del metabolismo. En estos casos, cabe señalar que la dieta cetogénica forma parte del tratamiento y, obviamente, requiere de un control médico y suplementación.
No obstante, también es cierto que resulta muy efectiva para quemar grasa. Se ha demostrado que la dieta cetogénica provoca una pérdida objetiva de grasa y un aumento de la masa muscular, de ahí que pueda ser recomendable para adelgazar en situaciones muy concretas:
- Cuando alguien hace dieta pero está estancado en la pérdida de peso: En estos casos puede ser efectivo recurrir durante un corto periodo de tiempo a este tipo de régimen (entre dos semanas y un mes). Sobra decir que no le funciona a todo el mundo, pero sí puede resultar un revulsivo para perder peso (aunque nunca hay que hacerla más de un mes seguido). Por supuesto, siempre damos por hecho que es algo que está supervisado por un nutricionista.
- Cuando nuestro fin es cambiar de hábitos alimenticios y dejar atrás la bollería, los dulces o los ultraprocesados que, como bien sabrás, son muy ricos en hidratos de carbono poco saludables. En estas situaciones podría resultar beneficioso un patrón un poco más cetogénico, pero siempre, insistimos, durante un periodo limitado de tiempo. ¿Cuánto? El justo para adoptar mejores hábitos a la hora de sentarse a la mesa.
Alimentos que sí y alimentos que no
A continuación te mostramos los alimentos más adecuados para que tu dieta keto resulte lo más efectiva posible. Empezaremos por los de origen animal, para continuar con los vegetales y terminaremos con los alimentos grasos.
- Los alimentos de origen animal están totalmente recomendados. Tanto carnes como pescados o huevos son alimentos muy proteicos, y no olvidemos que el objetivo de la dieta es reducir carbohidratos mientras añadimos proteínas y grasas. Así que estos productos son ideales, aunque conviene tener muy presente que la técnica de cocina emplear, ya que los rebozados y los fritos contienen altos porcentajes de carbohidratos. De ahí que la mejor forma más recomendable de preparar estos productos sea a la plancha.
- Al hablar de vegetales es necesario dejar claro que su consumo aporta unas cantidades muy pequeñas de carbohidratos, por lo tanto son muy recomendables. Pero, como siempre, hay una excepción: los tubérculos y su consumo en exceso. Así que tendríamos que centrarnos principalmente en hortalizas y verduras (pimientos, tomates, cebolla, etc.). Y, por supuesto, se prescinde de la fruta porque sus altos niveles de fructosa podrían romper el proceso de cetosis. Solo le damos el visto bueno al aguacate, que sí, es una fruta..
- Y, por último, dentro de los alimentos grasos, como aceites vegetales o frutos secos, se incluirían los siguientes. Dentro de las carnes, mención especial a la roja, el chuletón, las salchichas, el jamón, el beicon y el pollo. Si nos planteamos comer pescados grasos, ahí estarían el salmón, la trucha, la caballa o el atún. A la hora de disfrutar de quesos no procesados, también tenemos para elegir entre cheddar, de cabra, cremoso, azul,... Y dejamos para el final esos frutos secos y semillas que tanto juego dan cuando uno está de dieta. Algunos ejemplos serían las nueces, las almendras, las semillas de chía o las semillas de calabaza.
Y con esto creemos que ya tendrías todo lo necesario para ponerte manos a la obra. Bueno, todos menos una cosa. Recuerda que, antes de empezar una dieta, es imprescindible hacer una visita al endocrino porque los cambios en la alimentación deben estar siempre supervisados por un profesional y regulados en base a nuestro cuerpo. Una vez te haya dado el OK, lo suyo es hacerse con un buen arsenal de recetas para perder peso con la dieta cetogénica. ¡Ánimo, valiente!
Fotografía de portada | Nadine Primeau - Unsplash
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